José María Macho es nativo de la Ribera; Luis Palomo llegó cuando aún era un niño. Ambos conocen muy bien la historia de la antigua península más famosa de Bilbao y han sido testigos de su evolución.
Durante el paseo a lo largo de la ahora isla, cuentan cómo fue y las diferencias que ven en el paisaje con respecto a épocas anteriores. Para trasladarnos a años pasados enumeran los bares ribereños, cuentan dónde estaban las tiendas, estancos, peluquerías y otros comercios, y hablan de las fiestas de la Ribera y Zorrozaurre. Además recuerdan a las galleteras, unas 500 o 600 trabajadoras de Artiach (no pueden decir el número exacto “pero eran muchas”) que entraban y salían de la Ribera todos los días utilizando las barcas que comunicaban la ciudad con la península.